Esta SÍ es la secuela que buscáis

Star Wars Episodio VII: El despertar de la fuerza ya está entre nosotros. Por séptima vez en nuestras vidas vemos una nueva película de la mejor saga de aventuras que ha dado la historia del cine. Por séptima vez nos zambullimos en una zona inexplorada de esa galaxia tan, tan lejana. Por séptima vez vemos brillar sables láser en la oscuridad. Por séptima vez escuchamos el sonido imposible de naves explotando en el espacio y el pecho nos bate con la fanfarria inmortal de John Williams. En esta ocasión, además, resulta que la película que nos ocupa es CO-JO-NU-DA, lo cual supone un acontecimiento que no se recordaba en la franquicia desde 1983 (o sea, desde de El retorno del Jedi).

Por desgracia, el lado oscuro siempre acecha a la vuelta de la esquina y, esta vez, parece haber corrompido las mentes y los corazones de unos cuantos fans fundamentalistas y morning-singers de distinto pelaje. ¿El gran pecado de esta séptima entrega? Que repite los mismos esquemas de La guerra de las galaxias. Ya ves tú qué cosa, como si no llevásemos a cuestas 25 películas de James Bond calcaditas unas de otras, o como si todas las novelas de espada y brujería no fuesen básicamente variaciones de lo mismo (aparte de que, camufladas en esa plotline básica que ahonda en los lugares comunes a fin de recuperar a unos fans malheridos tras el tostón de los episodios I, II y III, hay las suficientes novedades y sorpresas estimulantes como para hacer relamerse de gusto al mismísimo sarlacc).

TOTAL, que a fin de paliar el ataque de tontería que parece haberles entrado a algunos, no me ha quedado más remedio que disfrazarme de mujer y grabar el siguiente videotocho defendiendo «El Evangelio galáctico según San J.J. Abrams» (sí, bueno, lo de disfrazarme de mujer igual no era necesario, ya lo sé… pero todo suma, todo suma):

4 comentarios en “Esta SÍ es la secuela que buscáis

  1. 1.- Tenía la misma taza de Star Wars, mi novia me la ha robado y anda bebiendo coca-cola contemplándola como un (su) tótem divino.
    2.- Vale que esté un poco de acuerdo con tu análisis del malo, pero no, Kylo Ren me parece el hijo del Dr. Maligno.
    3.- La prota lleva el mismo traje en el desierto que en la nieve mas absoluta. Ni una rebequita, ni un caldito pollo ni náh. Debería llamarse «El Despertar del Trancazo», «Frenadol Strikes Back».
    4.- Oscar Isaac mola, trabajó con los Cohen, mola.
    5.- He visto buenos actores negros, mediocres actores negros, malos actores negros y luego al que hace de Stormtrooper de mercadillo.
    6.- La new estrella de la muerte 3.0 con más aplicaciones y recarga solar es grande de cojones (que hasta hacen un planito y todo para que no nos haga falta pensar) y se encuentran todos como si caminando por Torrevieja.
    7.- Pienso que Lucke se puso como las grecas en la taberna de la hermana menor del malo amarillo de Sin City, si no, no encuentro explicación a que Yoda 2.0 en chica tenga su puto sable láser (el sable láser del Jedi más tocho de la galaxia está en un baúl ahí sin candado ni nah,…), y que por eso se piró a la isla esa a pasar el resacón para no pegarle a su hermana las rejostias que debería darle por criar al emo de niño que tiene.
    8.- Lo de Han Solo no tiene perdón de Bobby Henderson.

    Pero bueh, la peli ni tan tan mal para la cagada de las 3 últimas, le doy mis seises.

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    • Me cuesta discutir en serio a propósito de un vídeo en el que me disfrazo de Princesa Leia poniéndome dos ensaimadas en la cabeza. De todos modos:

      1. Si a alguien le molesta el apelativo «morning-singer» quizás debería trabajar un poco más su sentido del humor.

      2. Las opiniones ajenas no son respetables «per se». El respeto hay que ganárselo fundamentando lo que se opina. Si alguien dice que J.J. Abrams es un hijo de puta por haber hecho el «Episodio VII» tal como lo ha hecho (y esto, por ejemplo, lo acabo de leer en Facebook con mis propios ojitos), reconoceré su derecho a expresarse (o más bien «a rebuznar», como dice un amigo mío), pero no pienso respetar su opinión. De hecho, como opinión me parecerá una mierda del tamaño de un destructor imperial clase Victoria.

      3. Porque en mi texto no digo que todo aquel al que no le haya gustado «El despertar de la fuerza» sea automáticamente un morning-singer. Digo que hay morning-singers a los que no les ha gustado. El cantamañanismo, por desgracia, es una actitud vital independiente del gusto cinematográfico. Ojalá los morning-singers fuesen tan fáciles de detectar como eso…

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