¡Hola chiquillería! Un año más (o un año menos, dirán los pesimistas), It’s time for the PAMUNDI MUSIC AWARDS!!! Tras las listas de lo mejor del año de Rockdelux, Mondosonoro y demás cantamañanas con un oído enfrente del otro, por fin vuelve el criterio (espera, que lo escribo más gordo), digo que vuelve EL CRITERIO, para revelaros (oh botarates) las principales maravillas musicales del 2012. Para los que se incorporen por primera vez a esta soberana parida, decir que los PAMUNDI MUSIC AWARDS son una serie de listas en las que me dedico a informar al mundo sobre mis discos y tonadillas favoritas del año recién finiquitado. Las listas son dos: la de los 20 mejores álbumes y la de las 70 mejores canciones (tonadas). Pero antes de revelarlas, voy con una pequeña reflexión sobre lo que han deparado el pop, el rock y la electrónica en los últimos doce meses…
RESUMEN DEL AÑO, MUSICALMENTE HABLANDO
Mi escaneo de la música aparecida a lo largo del 2012 ha sido todo lo exhaustivo que mi cerebro ha podido asimilar (estoy ya al borde del colapso; me voy a pasar los próximos dos meses escuchando exclusivamente zarzuela y tertulias futboleras). He consultado varios listados de todo lo que se ha publicado, y he buceado arriba y abajo por las listas de lo mejor del año de multitud de webs y revistas especializadas. En total, diría que he escuchado unos 180 álbumes (aparte de algunos EPs). Obviamente, «escuchar» es un término un tanto subjetivo, porque ha habido discos con los que a la segunda canción ya le estaba dando al botón de “next”, como por ejemplo el último de Smashing Pumpkins (no sé ni para qué lo intenté, si ya sabía de antemano que me iba a parecer un montón de heces), o el de The Ting Tings (nunca he sido muy fan, pero su último disco es tan garbancero que resulta incluso cómico).
Cuando hace un par de meses me arremangué y me puse en serio a elaborar estas listas, me pareció que había sido un curso flojo, principalmente por los síntomas de agotamiento que parecían mostrar algunos pesos pesados como Animal Collective o Grizzly Bear (al menos a mí su último trabajo me ha aburrido cosa mala). Sin embargo, con el correr de los discos empecé a darme cuenta de que en realidad el 2012 ha sido un año de “regeneración generacional”, que nos ha presentado en sociedad a unos cuantos artistas (algunos debutantes, y otros que simplemente han logrado por fin adquirir visibilidad) que serán quienes llenarán de público los festivales de los próximos años (algunos ya empiezan a ser cabezas de cartel ahora). Gente como Grimes, Django Django, Purity Ring, Japandroids o Sharon Van Etten.
En general, el año ha sido deprimente. La macro-crisis que vivimos ha dado lugar a muchos discos tristes, melancólicos, incluso con una estética austera (igual no es más que una paranoia mía, pero mirad en la lista cuántas portadas hay en blanco y negro, o impresas a una sola tinta). Por eso los pocos chispazos de luz que ha habido han llamado aún más la atención. Cosas como el Harmonicraft de Torche (heavy metal cuatricolor y expansivo, sin rastro de la ominosidad de cartón piedra tan típica del género; un disco realmente sorprendente), el Celebration Rock de Japandroids (la fiesta teen por excelencia; lo escuchas y te dan ganas de volver a tener acné), el bizarre-pop de los debutantes Django Django, o la psicodelia pirotécnica de unos Tame Impala que se han cascado uno de los “breakthrough albums” del año, entrando como un bulldozer en las ligas mayores (éstos sí que van a llenar festivales a partir de ahora…). En el otro extremo del espectro, no obstante, han habido artistas que han sabido explorar la oscuridad y la chunguez con una calidad impepinable, como Sharon Van Etten y Perfume Genius con sus escalofriantes canciones de desamor, Sebastien Tellier, Purity Ring y Beach House con sus redondas melodías de fantasmagoria lisérgica, o Godspeed You! Black Emperor y especialmente Swans con su contundente mala baba.
Sin embargo, si hay que destacar a un nombre en este 2012, ese es el de Ty Segall. Este tipo ya llevaba un lustro dando guerra, pero este ha sido el año de su eclosión. Desde un género tan olvidado como el garaje-rock, Ty Segall ha editado no un disco, ni dos… sino TRES, y a cual mejor. Dos de ellos, Slaughterhouse y Twins han entrado en la lista, y el tercero, Hairs, se ha quedado fuera por los pelos (nunca mejor dicho). Leo en la Wikipedia que el muchacho milita en no menos de siete bandas distintas (Fuzz, The Traditional Fools, Epsilons, Party Fowl, Sic Alps, The Perverts, Ty Segall Band…). ¿Pero cuándo coño duerme? Me parece un puto genio, y solo tiene 25 tacos. Lo cual quiere decir que probablemente ni siquiera ha publicado aún su mejor obra…
En resumen, el 2012 ha acabado dando la razón a quienes aseguran que los periodos de crisis disparan la creatividad artística (y con la que está cayendo, vaticino que nos espera una década cojonuda en este aspecto). Para comprobarlo, solo tenéis que dar una escucha a los posts con las listas de mejores discos y mejores tonadas que os he confeccionado este año. Disfrutadlas, compartidlas, comentadlas…
“No matter how much air freshener you spray, eventually you’re going to smell the crap.” — Anthony Fantano, de The Needle Drop, en su video-reseña del disco Born to Die, de Lana del Rey.